De no haber liberado rehenes, el Ejército iba a tomar El Carolino con muertos y caída gobernador

Rumor sin Fronteras / Por: Gerardo Pérez García

 

Tiempo después del asalto a El Carolino -27 de abril de 1976-, el entonces gobernador Alfredo Toxqui Fernández de Lara, en plática confidencial. revela a Alejandro Gallardo Arroyo:


“Qué bueno que hicieron caso de liberar a los rehenes y abandonar El Carolino”.

“De no haberlo hecho… se hubiera desatado una balacera, una carnicería y muchos de ustedes habrían muerto”.


“Esa acción militar… hubiese terminado con mi gobierno”.


Cómo, exclamó Gallardo.

Sereno y con voz pausada, Alfredo Toxqui responde:

Mire usted, Gobernación Federal habría demandado mi dimisión.

Y sin más, hubiera solicitado licencia al Congreso del Estado.

Por cierto, transcurría el segundo año de la administración del doctor Toxqui y se acercaba el fin del sexenio de Luis Echeverría Álvarez.


Fue una reunión de dos.

Y nadie más.

Con el obligado pacto “off de record”.

Tomaron café Alfredo Toxqui y Alejandro Gallardo, quien fuera director de la Preparatoria Benito Juárez, donde se planeó sigilosamente la toma de la sede rectoral de la Universidad Autónoma de Puebla –UAP- No fue un encuentro tenso.

Mucho menos áspero.

Todo lo contrario.

 

ECHEVERRÍA FINANCIÓ LA TOMA DE EL CAROLINO

Al transcurrir de los años, entre ellos la muerte del ex mandatario Toxqui, lo que lleva al doctor en Economía Alejandro Gallardo confesar a su hermano de andanzas estudiantiles “la historia no escrita” del asalto a El Carolino, con la promesa de revelarlo después de que muriese.

Y así fue.

Lo que llevó a que ese hermano de andanzas narrar a este tecleador:

El Rector Luis Rivera Terrazas, quien financiaba –y comandaba- el Partido Comunista, estaba por expulsar a estudiantes del Frente Estudiantil Popular –FEP- por oponerse a su política comunista.

Lo que llevó a Genaro Piñeiro, Carlos Talavera, entre otros estudiantes, solicitaran audiencia con el Presidente Luis Echeverría, la cual, para su sorpresa, fue otorgada.

Más la sorpresa mayor estaba por darse.

En Palacio Nacional, Echeverría les pregunta qué van hacer para evitar su expulsión de la UAP.

Carlos Talavera le sintetiza el plan:

… “La toma de El Carolino”.

Echeverría asienta.

Les dice que dará financiamiento para el movimiento.

Llama a su asistente.

Le da indicaciones.

Indica a Talavera: vean a esta persona, él les dará lo que requieren.

Y así fue.

DERROCAR AL RECTOR TERRAZAS Y AL GOBERNADOR TOXQUI

 

Alejandro Gallardo –cerebro del grupo- y con 120 estudiantes, comandados por Carlos Talavera, debidamente armados y equipados, con víveres, ropa, agua, por la mañana del martes 27 de abril de 1976 toman por asalto El Carolino.

Su objetivo era tomar de rehén al Rector Luis Rivera Terrazas, para obligarlo a renunciar –Echeverría no lo quería

El plan falló.

Terrazas ya no estaba en el inmueble.

Más sí lograron retener al Tesorero Bautista, -El Sapo- Arturo Loyola y más de 50 maestros, estudiantes y trabajadores.

Durante la toma –lamentablemente- muere un jicamero y un campesino.

De inmediato los focos rojos se prendieron en Palacio de Gobierno.

El mandatario reúne a su Secretario de Gobernación, Carlos Trujillo Pérez, al jefe y subdirector de la Policía Judicial, coronel Felipe Flores Narro y Luis Álvarez Moguel, respectivamente.

Toma la decisión de designar a Flores Narro como su representante y negociador con Alejandro Gallardo y Carlos Talavera, cabezas del movimiento.

Transcurre el 28 de abril y nada.

Lo mismo los días 29 y 30, y nada.

Hasta el primero de mayo, por la noche, sostienen Flores Narro y Carlos Talavera el primer encuentro en el hotel Colonial.

Peticiones que lleva el coronel Narro al gobernador y Talavera a su grupo.

Para el 2 de mayo la tensión crecía.

Se estaba a tres días del festejo del 5 de mayo y se anunciaba la vista del Presidente Luis Echeverría.

Y la orden del Estado Mayor Presidencial era incursionar al edificio rectoral de la Universidad Autónoma de Puebla para recuperarlo.

El costo sería más que sangriento.

Y de consecuencias inimaginables.

¿Qué pasó la madrugada del 3 de mayo de 1976?

Esta historia continuará.

Al tiempo.