El Precio de No Escuchar: Jóvenes que se Apagan en una Sociedad Sorda

Tenía 20 años. Su nombre no será recordado por los titulares, sino por el eco de su silencio. Se quitó la vida hace apenas unos días. Detrás de su sonrisa en redes sociales se escondía un grito ahogado: “no me siento suficiente”. Nadie lo escuchó. Nadie lo vio venir. Y aunque parezca un caso aislado, esto es solo la punta del iceberg que amenaza con desmoronar emocionalmente a toda una generación en Latinoamérica.
Hoy vivimos una epidemia silenciosa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años en América Latina. En México, el INEGI (2024) indica que el 38% de los jóvenes entre 18 y 25 años ha pensado en quitarse la vida al menos una vez. Lo más alarmante: más del 60% dice no sentirse escuchado por su entorno.
La hipertecnología, la comparación constante y la crisis económica han creado una tormenta perfecta. Las redes sociales prometieron conexión, pero generaron aislamiento. Las universidades enseñan a producir, pero no a sanar. Las empresas piden resultados, pero olvidan que detrás de cada empleado hay un ser humano agotado emocionalmente. En medio de tanto “éxito”, los jóvenes no encuentran propósito, ni refugio.
Según la OCDE (2024), más del 70% de los jóvenes latinoamericanos sienten incertidumbre laboral extrema. En México, 1 de cada 3 jóvenes con estudios universitarios trabaja en empleos informales o mal pagados. Este vacío profesional se traduce en ansiedad, frustración y desesperanza. La depresión no distingue clases sociales ni niveles académicos: solo necesita silencio para crecer.
Estamos frente a una generación hiperconectada pero emocionalmente analfabeta. Una generación que lo tiene todo al alcance de la mano, excepto un sentido. Que publica felicidad pero vive en crisis. Que busca likes en lugar de abrazos. Que sueña con éxito sin saber quién es.
Si no cambiamos el rumbo, las cifras seguirán creciendo. No basta con más psicólogos o programas de bienestar: necesitamos escuchar, educar emocionalmente y reconstruir comunidad. Necesitamos devolverle a la juventud el valor de existir, no solo de producir.
El suicidio de esta joven no es un hecho aislado, es un síntoma. Y lo más duro es aceptar que el problema no está en ella, sino en nosotros. En un sistema que exige perfección pero no permite sentir. En una sociedad que idolatra la productividad y desprecia la vulnerabilidad. Si seguimos así, no será la última historia que leamos… será solo una más en la estadística.
Norberto B. Catalán
Master Trainer Programación Neurolingüística & Liderazgo Personal
WhatsApp: 7773033381
Si tú o alguien que conoces necesita ayuda emocional o está pensando en el suicidio, no estás solo.
📞 SAPTEL (México): 800 472 7835 – Atención 24/7
📞 Línea de la Vida: 800 911 2000 – Apoyo emocional y psicológico
📞 Locatel CDMX: 55 5658 1111 – Asesoría y acompañamiento
- Fuentes:
• Organización Mundial de la Salud (OMS), Informe sobre Salud Mental 2024.
• INEGI, Encuesta Nacional sobre Bienestar Emocional 2024.
• OCDE, Perspectivas Económicas para América Latina 2024.