Anatomía de la pick-me girl

Por: Adela Ramírez
Era martes y la oficina olía a café recalentado. En el área de marketing, Sofía levantó la vista de su computadora y comentó con una sonrisa:
—Yo no entiendo cómo pueden pasar tanto tiempo maquillándose… Yo me despierto y ya. Los hombres ni se fijan en eso.
Las risas fueron leves, incómodas. Una de sus compañeras bajó la mirada; otra cambió de tema. Pero la frase quedó flotando, tan ligera como una broma, tan pesada como un espejo. Sofía no era cruel, solo buscaba ser vista —no tanto por ellas, sino por ellos—. Lo hacía casi sin notarlo, como una coreografía aprendida.
Ese gesto, cotidiano y casi invisible, es el corazón del fenómeno que las redes bautizaron como pick-me girl. El término proviene de una escena de la serie de televisión Grey’s Anatomy, donde el personaje de Meredith Grey le ruega a Derek Shepherd: «Pick me, choose me, love me».
El término se hizo viral en Twitter en 2016 con #TweetLikeAPickMe y se consolidó en plataformas como TikTok en la década de 2020 con videos que parodiaban este comportamiento.
Según Dictionary.com, una pick-me girl es “una mujer que desea obsesivamente la aprobación de los hombres, a menudo a costa de otras mujeres”. Ella “busca ser vista como diferente al resto, abrazando la mirada masculina mientras rechaza aquello que asocia con la feminidad tradicional”.
El portal brasileño Terra señala que “la pick-me girl busca destacar mediante la atención masculina, adoptando comportamientos que a menudo la enfrentan con otras mujeres”. Es una conducta que combina inseguridad, necesidad de aceptación y una sutil rivalidad aprendida.
En la práctica, una pick-me girl se distingue por frases y actitudes que la separan del resto: evitar el maquillaje “porque no lo necesita”, renegar de las “cosas de chicas” o jactarse de preferir actividades “de hombres”.
Pero, como advierte La Vanguardia, esa diferenciación no nace de la libertad, sino de la necesidad de ser validada: “Estas chicas terminan denigrando los gustos de otras para gustarles a los hombres”.
La psicóloga clínica Regine Galanti, citada por CNN Brasil, explica que la raíz del fenómeno está en la inseguridad y la búsqueda de aprobación externa. “La pick-me girl busca validación no por lo que es, sino por lo que cree que los hombres quieren que sea”, afirma. Esta dinámica no solo alimenta la competencia entre mujeres, sino que refuerza la misoginia internalizada: la idea de que lo femenino es débil, superficial o ridículo.
El término, sin embargo, también genera controversia. En ocasiones se usa de forma peyorativa para ridiculizar a mujeres que simplemente expresan gustos o actitudes distintas. Verywell Mind advierte que etiquetar a alguien como pick-me puede volverse una forma de control social: “Antes de llamar a alguien así, conviene preguntarse si actúa por deseo propio o por complacer a otros”.
En otras palabras, lo que comenzó como una crítica al patriarcado puede terminar perpetuando otro tipo de juicio entre mujeres.
En el fondo, el fenómeno pick-me no trata solo de coqueteo o competencia, sino de identidad. De cómo la mirada masculina sigue operando como medida de valor, incluso en un entorno donde las mujeres parecen tener más autonomía que nunca.
Reconocer este patrón es un paso necesario para desmontarlo. En un mundo saturado de filtros y algoritmos que premian la validación instantánea, tal vez la verdadera rebeldía sea dejar de buscar ser elegida y empezar a elegirse a sí mismas.
X: @delyramrez