EL FIN DEL PRIANATO

La coalición «Va por México», formada por el PAN, PRI y PRD en 2021, surgió como una respuesta a las reformas energéticas impulsadas por Morena, buscando contrarrestar su dominio político. Sin embargo, esta alianza, inicialmente vista como una estrategia para unificar a la oposición, enfrentó desafíos significativos. En 2024, los resultados electorales fueron decepcionantes para el PAN, que, a pesar de competir en 219 distritos con el apoyo de sus aliados, solo logró ganar 72 de ellos, mientras el PRI obtuvo 77 y el PRD 70. Este desempeño insuficiente marcó un punto de inflexión para el partido blanquiazul.
Con el pretexto de la presentación del nuevo logo del PAN, el presidente nacional, Jorge Romero Herrera, hizo una declaración contundente: «El futuro de Acción Nacional no depende ni dependerá de ninguna alianza partidista, ni pasada, ni presente, ni futura.» Esta afirmación, hecha en el Frontón México, refleja una decisión estratégica para desvincularse de coaliciones que, según Romero, no han cumplido con las expectativas de los votantes panistas. Destacó que «las y los panistas le apostamos todo al PAN,» enfatizando un enfoque en la identidad y los liderazgos ciudadanos como la nueva ruta para recuperar terreno.
La decisión de romper con alianzas electorales tiene implicaciones profundas para el panorama político mexicano. Para 2027, las elecciones intermedias serán un termómetro de la efectividad de esta estrategia. Si el PAN logra consolidar su presencia sin alianzas, podría fortalecer su narrativa de independencia, pero también enfrenta el riesgo de fragmentar aún más la oposición. El PRI, históricamente aliado del PAN, será el más perjudicado, ya que pierde un socio crucial para competir contra Morena. Esta ruptura podría acelerar su declive, dejando al PAN en una posición de mayor aislamiento, pero también con la oportunidad de redefinir su papel en el escenario nacional.
La decisión de Romero marca un giro audaz, pero su éxito dependerá de la capacidad del PAN para capitalizar esta independencia en las urnas. Mientras tanto, el PRI enfrenta un futuro incierto, y la oposición en su conjunto podría ver debilitada su capacidad de contrapeso frente a Morena. Solo el tiempo dirá si esta apuesta fue acertada o un error estratégico.