Tenemos futuro

Por: Adrián Salazar
Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica, afirmó el presidente chileno, Salvador Allende durante su visita a México en 1972, concretamente en la Universidad de Guadalajara. Hoy en día, tan sólo el exigir que se respeten los derechos consagrados en la Constitución Mexicana, también lo es. Así lo han demostrado los hechos, así lo comprobaron los jóvenes estudiantes de Oaxaca que acudieron a Palacio Nacional en busca de una audiencia con la presidente del país, la morenista, Claudia Sheinbaum Pardo, para solicitar su intervención ante la permanente campaña de agresión, violencia y despojo que viven bajo el gobernador Salomón Jara, también de Morena.
Hartos ya de esta situación, estos jóvenes, originarios de diferentes municipios, que vivían en albergues estudiantiles, de los cuales fueron despojados con lujo de violencia bajo el amparo del gobierno estatal, decidieron realizar una campaña de denuncia pública, sin embargo, fueron ignorados, de ahí que tomaran de decisión de solicitar directamente la intervención de la titular del Ejecutivo, Claudia Sheinbaum.
Pero cuál sería su sorpresa que el recibimiento de la primera mandataria, cuyo slogan de su partido político “Primero los pobres”, y que se comprometió a desaparecer los cuerpos de granaderos, los recibió precisamente con granaderos con equipo antimotines y vallas metálicas para impedirles el paso. Ese es el verdadero rostro del gobierno de Morena, fuerza bruta y represión contra quienes se atrevan a alzar la voz, a decir algo que incomode a los gobernantes, contra quien exija que su derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, al empleo, al salario justo, a una vida digna. Decía López Obrador que su partido, Morena, no era igual a quienes lo precedieron, tenía razón, es peor.
Una vez más ha quedado al desnudo que los intereses de este gobierno no son atender las demandas del pueblo trabajador, ni el bienestar de las familias humildes de México, ni mucho menos que los hijos de los obreros y campesinos tengan acceso a las condiciones materiales para educarse, formar profesionistas, deportistas, artistas, científicos, que puedan impulsar el desarrollo del que está ávido nuestro país moribundo en aras de la soberanía que nos hace tanta falta.
No, nada de eso. Lo que verdaderamente le importa a Morena son dos cosas: primero, garantizar las condiciones para que los grandes capitales puedan seguir enriqueciendo sus bolsillos asquerosamente, a costa de la vida que le roban minuto a minuto a los pobres, ya sea explotando o condenando -por la vía del hecho- a la inanición y, segundo, enriquecerse ellos mismos con las migajas que arroja este sistema político-económico lleno de podredumbre, véase caso Segalmex, Tren Maya, Huauchicol fiscal, y ene número de ejemplos disponibles.
Ante esta realidad, el acto de estos jóvenes estudiantes oaxaqueños es una bocanada de aire fresco para los mexicanos, un respiro, un alivio, saber que los jóvenes, no están conformes ante nuestra lacerante realidad y que pertrechados, con arrojo y tesón, se lanzan a la lucha por exigir lo elemental, respeto a sus derechos. Los demás debemos aprender de ellos, seguir su ejemplo y disponernos, junto con ellos, a la lucha organizada para transformar nuestra sociedad en una más justa y equitativa.
Es necesario para ello, tomar el poder político. Tarea difícil, pero no imposible, pues cuando el pueblo se organiza y se decide a avanzar en torno a un ideal, bajo la guía de una vanguardia emanada de sus entrañas, puede lograr grandes cosas. Por eso, apoyemos a nuestros estudiantes, brindemos nuestro total respaldo y que su juventud nos guíe por el camino de la revolución porque, como dijo Silvio: “yo te convido a creerme cuando digo futuro”.