El Mayo Zambada se declara culpable de narcotráfico
El fundador del Cártel de Sinaloa pasará cadena perpetua en prisión. Había sido acusado de dirigir una red criminal que vendía cocaína, heroína y otras drogas ilegales.

Ismael Zambada García, un fundador del Cártel de Sinaloa que durante décadas eludió a las autoridades mexicanas y estadounidenses antes de una captura encubierta sacada directamente de un narco thriller, se declaró culpable el lunes de narcotráfico.
El Mayo, como también se conoce a Zambada García, ayudó a fundar el cártel hace décadas con Joaquín Guzmán Loera, también conocido como el Chapo. Construyó una sofisticada red criminal que traficaba con cocaína, heroína y otras drogas ilegales a través de la frontera con Estados Unidos, ejerciendo el poder mediante asesinatos en masa y corrupción de políticos para proteger y ampliar el negocio.
Será condenado a cadena perpetua el 13 de enero.
En su comparecencia del lunes ante el juez Brian Cogan en el Tribunal Federal de Distrito de Brooklyn, Zambada García, de 75 años, giraba ligeramente en su silla mientras escuchaba el proceso a través de un intérprete de español. Se declaró culpable de un cargo de participación en una empresa criminal continuada y de un cargo de conspiración para extorsionar.
Zambada García dijo en una declaración preparada ante el tribunal que se había empezado a involucrar con el negocio de las drogas ilegales “en 1969, a los 19 años de edad”, que fue cuando por primera vez plantó marihuana.
Añadió que reconocía “el gran daño” que las drogas ilegales han hecho a las personas en Estados Unidos, México y otros lugares.
La declaración de culpabilidad significa que los dos fundadores más influyentes del cártel estarán en prisión de por vida. El Chapo fue condenado a cadena perpetua en el mismo tribunal en 2019, tras ser declarado culpable de dirigir una empresa criminal que canalizó drogas por valor de miles de millones de dólares hacia Estados Unidos.
La declaración de Zambada García fue un símbolo de la continua amenaza que hay sobre el poder de los cárteles. Las medidas enérgicas continuas de los gobiernos estadounidense y mexicano, junto con un sangriento conflicto interno, han fracturado sus operaciones y mermado sus filas.
Pam Bondi, fiscala general de Estados Unidos, celebró el resultado del lunes como prueba del éxito de la lucha del presidente Donald Trump contra los violentos cárteles de la droga, aunque Zambada García fue capturado durante el gobierno del expresidente Joe Biden. En una conferencia de prensa, calificó la declaración de “victoria histórica” para el Departamento de Justicia.
Zambada García fue detenido en julio de 2024 por agentes federales en Texas, tras llegar a Estados Unidos en circunstancias extraordinarias. Había sido secuestrado por el hijo de Guzmán Loera, su antiguo socio, quien le hizo subir a un avión Beechcraft King Air con el pretexto de ir a ver unas propiedades inmobiliarias.
El hijo, Joaquín Guzmán López, y Zambada García aterrizaron en un pequeño aeropuerto a las afueras de El Paso.
El secuestro convirtió Sinaloa en una zona de guerra al estallar un conflicto entre las facciones rivales del cártel: los leales a Zambada García, conocidos como los Mayos, y los alineados con los hijos de Guzmán Loera, conocidos como los Chapitos. La economía del estado se paralizó y, bajo la presión del presidente Donald Trump, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, envió miles de soldados a Sinaloa para enfrentar la violencia.
Frank Perez, abogado de Zambada García, dijo que su cliente aceptaba “plena responsabilidad por lo que hizo mal”. Pidió a los habitantes de Sinaloa que se mantuvieran en paz y “ejerzan la moderación”.
“No se gana nada con el derramamiento de sangre; solo ahonda las heridas y prolonga el sufrimiento”, dijo Perez.
Mientras dirigía el cártel, Guzmán Loera era un showman que se codeaba con personas de la farándula, incluso participó en una entrevista con el actor Sean Penn. Escapó de la custodia mexicana en dos ocasiones: una vez se escabulló de la cárcel en un carro de lavandería, y en otra oportunidad huyó por un túnel bajo su celda.
Zambada García, por el contrario, llevaba una vida más tranquila en un complejo de Sinaloa. Hasta su secuestro en 2024, nunca había sido capturado por las autoridades mexicanas, y a menudo contaba con la ayuda de los mismos militares y funcionarios gubernamentales responsables de llevarlo ante la justicia. Su secuestro por el hijo del Chapo se llevó a cabo de forma que los funcionarios corruptos no pudieran alertarlo.
Zambada García no está obligado a cooperar con las autoridades según los términos de su acuerdo de culpabilidad, y no se enfrentará a la pena de muerte. Normalmente, los acusados extranjeros no se enfrentan a la pena capital, como consecuencia de los tratados de extradición. Pero la captura de Zambada García quedó fuera de la negociación diplomática.
El lunes por la tarde, Zambada García parecía estar lejos de su antigua posición en la cima de una empresa que amasaba cientos de millones de dólares al año. Con el cabello y la barba blancos y una camiseta azul oscura expedida por la prisión sobre una camisa naranja de manga larga, entró en el juzgado con cautela.
Sacó unas gafas para leer su declaración en español, en la que admitía haber liderado a miembros del cártel que transportaban cocaína de Colombia a México, y luego a través de la frontera con Estados Unidos. Describió con calma cómo dirigía a los soldados de Sinaloa para que mataran a miembros de cárteles rivales y cómo sobornaba a funcionarios de alto rango.
“También murieron muchos inocentes”, dijo Zambada García.