¿Te cuesta tragar? Podría ser más serio de lo que piensas: hablemos de disfagia

Por Luna Martinez
¿Te has dado cuenta que a veces tragas saliva o comida y sientes una molestia, como si “algo se quedara atorado”? ¿Sueles toser o atragantarte al comer, o evitas ciertos alimentos porque se te hacen difíciles de tragar? No lo ignores: podrías estar experimentando disfagia, una alteración de la deglución que puede afectar tu salud de forma silenciosa pero seria.
La deglución, ese proceso que hacemos hasta 600 veces al día, no solo depende de la boca o la garganta: involucra músculos, nervios, coordinación y postura. Y cuando alguno de estos factores falla, se puede volver un riesgo para tu respiración, tu nutrición y tu calidad de vida.
¿Qué causa la disfagia?
La disfagia puede tener muchas causas, pero entre las más comunes se encuentran:
- Malas posturas sostenidas, especialmente por exceso de pantallas o trabajo sedentario. El cuello adelantado y los hombros caídos afectan la musculatura que participa al tragar.
- Estrés crónico, que genera tensión en mandíbula, lengua, diafragma y garganta, alterando el ritmo y fuerza de la deglución.
- Enfermedades neurológicas o degenerativas, como Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, accidentes cerebrovasculares, entre otras.
- Envejecimiento natural, que disminuye el tono muscular y la coordinación.
Lo preocupante es que muchas personas lo normalizan hasta que ya no pueden comer bien o sufren atragantamientos frecuentes.
¿Qué consecuencias puede traer?
La disfagia no tratada puede generar:
- Desnutrición o pérdida de peso
- Infecciones respiratorias, como neumonía por aspiración (cuando los alimentos pasan al pulmón)
- Mala respiración: al no coordinar bien los músculos de cuello, tórax y diafragma, la entrada de aire se vuelve menos eficiente. Esto puede generar sensación de ahogo, fatiga al hablar, dificultad para respirar profundamente y ansiedad física.
- Aislamiento social, ya que las personas evitan comer frente a otros
- Ansiedad al comer, provocando mayor tensión corporal
Además, cuando el cuerpo está en modo de tensión constante, la respiración se vuelve alta, corta y desorganizada, lo que agrava aún más la coordinación entre tragar y respirar.
¿Cómo prevenirla o mejorarla?
La buena noticia es que, con atención temprana, ejercicios específicos y cambios en tu rutina, puedes prevenir o revertir muchas de estas alteraciones.
5 tips para cuidar tu deglución:
- Cuida tu postura al comer: espalda recta, pies apoyados, cabeza alineada con tu torso. Evita comer recostado o inclinado al celular.
- Haz pausas conscientes al comer: mastica bien, no hables mientras tragas, y evita comer apurado o con ansiedad.
- Ejercita y estira tu cuello y mandíbula: movimientos suaves, estiramientos guiados y conciencia corporal ayudan a mantener funcional la musculatura.
- Respira conscientemente antes y después de cada alimento: oxigenarte bien ayuda a calmar el sistema nervioso y coordinar mejor los músculos implicados en tragar.
Consulta a un fisioterapeuta especializado o foniatra si presentas tos al comer, sensación de atoramiento, o fatiga al masticar.
Tu cuerpo habla incluso cuando tragas… y cuando respiras
La forma en la que tragamos revela mucho sobre nuestra salud física y emocional. Escuchar esas señales y darles atención puede prevenir complicaciones mayores. Si notas molestias frecuentes, no las ignores: consulta con un profesional y explora herramientas para cuidar tu cuerpo desde adentro,
Luna Martínez
Fisioterapeuta especializada en terapia pulmonar, neurológica, deglución, entrenamiento hipopresivo y funcional. Personal Trainer enfocada en la prevención de lesiones, el movimiento consciente y la promoción de hábitos saludables.
Fundadora y directora de Innovation Functional Training.
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