Entrenar con conciencia, NO con prisa.

Entrenar con conciencia, NO con prisa.

Por Luna Martínez

Vivimos en una cultura donde más rápido parece ser sinónimo de mejor.

Entrenamos contando repeticiones, buscando quemar calorías y siguiendo rutinas que a veces no tienen nada que ver con lo que nuestro cuerpo realmente necesita.

Pero moverse bien no es moverse más, ni más fuerte, ni más rápido.
Moverse bien es moverse con conciencia.

Cuando entrenamos desde la prisa —desde el “tengo que”, “me urge”, “me falta tiempo”— dejamos de escuchar la información más valiosa que existe: la que viene del cuerpo.
Ahí es donde la técnica se pierde, el cuerpo se tensa, las compensaciones aparecen… y eventualmente, llegan las lesiones.

El cuerpo es sabio, pero necesita espacio para expresarse. –

Cuando te detienes a sentir cómo respiras, dónde cargas más peso, qué músculos se activan y cuáles están dormidos, tu entrenamiento deja de ser una tarea y se convierte en un proceso de autoconocimiento.

He acompañado a muchas personas que entrenaban por hábito o inercia, sin notar que su dolor venía de una mala técnica o de años moviéndose de manera automática.

Cuando empiezan a conectar con su respiración, a alinear su postura, a activar su abdomen profundo o su piso pélvico, todo cambia.

Se sienten más estables, más fuertes y más seguras.

No porque entrenan más, sino porque entrenan con intención.

La conciencia corporal es una forma de respeto hacia una misma.

Es decirle al cuerpo: “te escucho, te veo, te acompaño”.

Y desde ese lugar, el ejercicio deja de ser solo un medio para “verse bien” y se convierte en una herramienta para vivir mejor.

Cuando cuidas tu técnica, estás cuidando tu columna, tus articulaciones y tu energía.

Cuando bajas la velocidad para sentir, en realidad avanzas más.

Entrenar con conciencia no es hacer menos; es hacer mejor.

Moverse así es una decisión diaria.

Una práctica de presencia, una forma de autocuidado profundo.

-Porque tu cuerpo no necesita prisa: necesita atención. –

5 maneras de entrenar con conciencia (y no con prisa):

1. Respira antes de empezar.

Tu respiración es la base de tu estabilidad.

Inicia cada sesión con 3 inhalaciones profundas para activar tu centro y tu sistema nervioso.

2. Prioriza la técnica sobre la cantidad.

Una repetición bien hecha vale más que veinte compensadas.

Si tu cuerpo pierde forma, es momento de detenerte, no de forzarte.

3. Observa tus puntos de tensión.

¿Aprietas la mandíbula? ¿Sueles elevar los hombros? ¿Tienes el abdomen desconectado?

Todo eso habla de tu patrón de movimiento.

4. Mueve desde el Core, no desde la velocidad.

La fuerza real nace del control.

Activar el abdomen profundo, pelvis y respiración para sostener tus movimientos.

5. Ajusta el entrenamiento a tu día.

No todos los días son iguales.

Escucha tu energía: hay días de potencia y días de suavidad. Ambos son válidos.

El movimiento consciente es un acto de amor.
La prisa te desconecta; la presencia te transforma.

Luna Martinez Machorro

Fisioterapeuta especializada en terapia pulmonar, neurológica, deglución, entrenamiento hipopresivo y funcional.
Personal Trainer enfocada en la prevención de lesiones, el movimiento consciente y la promoción de hábitos saludables.
Fundador y director de Innovation Functional Training.

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