Nuevo presidente en Perú

La expresidenta Dina Boluarte llegó al poder en diciembre de 2022 como vicepresidenta de Pedro Castillo, quien fue acusado por intento de autogolpe. Su arribo, en medio de violentas protestas que cobraron decenas de vidas, careció de base electoral directa, generando una ilegitimidad crónica que la hundió en una aprobación de apenas 2-4%, la más baja de la historia reciente.
Esta crisis radica en una convergencia de factores que precipitaron la caída de Boluarte el 10 de octubre de 2025. Primero, la escalada de la inseguridad: un tiroteo en un concierto de cumbia en Lima, que hirió a miembros del grupo Agua Marina, simbolizó el colapso del control estatal ante el crimen organizado, con un estado de emergencia declarado en la capital. Segundo, escándalos de corrupción como el «Rolexgate», que expuso su colección de relojes de lujo de origen dudoso, erosionaron su credibilidad.
Tercero, la represión de protestas post-Castillo, con al menos 50 muertes atribuidas a fuerzas de seguridad, generó acusaciones de violaciones a derechos humanos por parte de la ONU. Finalmente, un Congreso fragmentado, tradicionalmente su aliado, la abandonó por unanimidad (122-0 votos), invocando «incapacidad moral permanente» bajo el artículo 113 constitucional, en un proceso exprés que refleja la inestabilidad. Perú suma siete presidentes en nueve años.
El nuevo presidente interino, José Enrique Jerí Oré, asumió por sucesión constitucional hasta julio de 2026. Abogado y congresista por Somos Perú, un partido de centro-derecha, Jerí emergió como un outsider: elegido presidente del Congreso en julio de 2025 con 79 votos, pese a solo 11 mil sufragios en su candidatura previa. Su perfil es controvertido: enfrenta investigaciones por presunta violación sexual, desobediencia a la autoridad y corrupción en la Comisión de Presupuesto, incluyendo un soborno.
Políticamente, promete un «gobierno de transición, empatía y reconciliación», con énfasis en la «guerra a la delincuencia» y diálogo con la Generación Z, que demanda reformas contra la informalidad y corrupción. Su llegada evitó una moción de censura contra su mesa directiva, consolidando un liderazgo pragmático pero escrutado.
En el ámbito internacional, las posibles relaciones con México bajo el mandato de Claudia Sheinbaum, declarada persona non grata por el Congreso peruano en septiembre de 2025, auguran un alivio relativo.
La medida, aprobada por 12-6 en la Comisión de Relaciones Exteriores por «injerencia» al defender a Castillo como «preso político», simboliza el quiebre heredado de la era Boluarte, quien pausó lazos diplomáticos en 2022 y extendió tensiones con AMLO.
Sheinbaum rechazó el agravio: «No importa, mantenemos nuestra posición», priorizando solidaridad sin agresión soberana. Con Jerí, de corte moderado, podría modificar esta situación, estancada por el roce. No obstante, sin gestos formales, el estancamiento persiste, limitando cooperación en migración y comercio, aunque evita rupturas mayores en un contexto de elecciones peruanas en 2026.