Javier Milián fue detenido con orden judicial en la Vía Atlixcáyotl por presunto lavado de dinero y trata de personas
- El empresario, ligado a los centros nocturnos 40 Grados y Mamita’s, es investigado por movimientos financieros irregulares. El Centro de Derechos Humanos ya había alertado sobre sus giros en 2013.

PUEBLA, Pue. – La detención del empresario Javier Milián, propietario de los centros nocturnos 40 Grados y Mamita’s, ocurrida la mañana de este jueves en la Vía Atlixcáyotl, se ejecutó en cumplimiento de una orden judicial por los delitos de lavado de dinero y trata de personas, según versiones extraoficiales.
El empresario, también miembro de la Asociación de Empresarios de la Vida Nocturna de Puebla, fue asegurado por agentes ministeriales alrededor de las 8:17 a.m. a la altura del residencial La Vista.
De acuerdo con el Registro Nacional de Detenciones, consultado a las 10:20 horas de este jueves, Javier N. se encuentra actualmente en la Casa de Justicia de San Andrés Cholula, donde en las próximas horas se determinará su situación jurídica. Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el caso.
Investigaciones y Antecedentes
La aprehensión ocurre tras años de señalamientos públicos en torno a los establecimientos del empresario y a una investigación por movimientos financieros irregulares. Las pesquisas abarcarían sus centros nocturnos e incluso un gimnasio del cual es socio ubicado en la Calzada Zavaleta.
Javier N. no es ajeno a la rendición de cuentas ante la justicia. En 2004 ya había sido detenido y acusado por el presunto delito de estupro en agravio de una empleada de su madre, conocida empresaria del mismo giro.
Alerta por Trata de Personas desde 2013
De manera más reciente, en 2013, Javier N. fue ligado a presuntos «giros negros» en el municipio de San Pedro Cholula.
El Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos “Joel Arriaga Navarro” A.C. denunció en aquel año que la apertura de Exxceso Club, un centro nocturno que se instalaría en el mismo sitio donde había operado el Manhattan, abonaría a la proliferación de establecimientos donde no se descartaba la trata de personas con fines de explotación sexual.
Fernando Cuéllar, entonces presidente del Centro de Derechos Humanos, acusó que la apertura se realizaba en sociedad con un funcionario del ayuntamiento panista, alertando que la zona podría convertirse en un foco rojo de inseguridad y prostitución.