Crimen organizado: el nuevo mapa del poder en México

Crimen organizado: el nuevo mapa del poder en México

  • Ya no hay cárteles, hay franquicias del delito.

Por Redacción Foro21

En 2025, el crimen organizado en México dejó de ser un enfrentamiento entre grandes cárteles para convertirse en una red fragmentada de franquicias criminales que operan bajo sellos conocidos, pero con control local.

Lo que antes se entendía como una guerra entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), hoy se traduce en un mosaico de células regionales que cobran, trafican o asesinan “en nombre” de los grandes, sin responder a una jerarquía central.

En esta nueva estructura delictiva, los jefes locales son operadores que administran territorios, cobran cuotas, pactan con autoridades y marcan los límites de su poder con sangre.

El negocio también cambió.
Ya no se trata solo del narcotráfico:

  • Se cobran “derechos de piso” a tortillerías, carnicerías o talleres.
  • Se controla la producción y venta de aguacate.
  • Se extorsiona a transportistas y comerciantes.
  • Y se administran minas ilegales con complicidades institucionales.

En ciudades medianas, el crimen organizado ha comenzado a reemplazar al gobierno. Decide quién puede abrir un negocio, construir una casa o circular de noche. En zonas de Guerrero, Zacatecas o Sonora, los pobladores viven bajo reglamentos impuestos por grupos criminales que dictan horarios, castigos y hasta códigos de conducta.

Mientras tanto, los gobiernos locales reportan reducciones en los índices delictivos, pero la realidad muestra otro rostro: el aumento de desplazamientos forzados, desapariciones y comunidades bajo amenaza constante.

México ya no enfrenta cárteles.
Enfrenta un sistema paralelo de poder que se normalizó en la vida cotidiana.
Entenderlo no es morbo.
Es sobrevivencia.

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