Las “tradwives”: entre la tradición y la modernidad femenina

Adela Ramírez
En los últimos años ha resurgido, sobre todo en redes sociales, un fenómeno que parece contradecir las conquistas feministas de las últimas décadas: mujeres que eligen de manera consciente una vida “tradicional”, dedicándose a cuidar a sus hijos, su esposo y su casa. Se hacen llamar tradwives (del inglés traditional wives), y aunque a primera vista parecen encarnar un modelo del pasado, lo cierto es que su existencia abre un debate actual sobre la libertad de elección y la diversidad de caminos en la vida de las mujeres.
Un estilo de vida que nunca desapareció
Históricamente, durante siglos la figura femenina estuvo asociada a la maternidad y al cuidado del hogar. Sin embargo, con los movimientos feministas del siglo XX, la educación y el trabajo se convirtieron en espacios cada vez más accesibles y comunes para las mujeres. Esto transformó la dinámica familiar y social: hoy, millones de mujeres estudian, ocupan cargos directivos y participan activamente en política.
Aun así, algunas mujeres han optado por nadar contra la corriente, reivindicando que su “vocación” está en la esfera doméstica. Para las tradwives, la vida en el hogar no significa sumisión, sino un proyecto personal tan válido como una carrera profesional. Muchas lo expresan en plataformas como TikTok, Instagram o blogs, mostrando desde recetas tradicionales hasta rutinas de crianza y reflexiones sobre su elección de vida.
Críticas y controversias
El movimiento no está exento de polémica. Sus detractoras señalan que, aunque se presente como una elección libre, puede reforzar estereotipos de género que históricamente limitaron las posibilidades de las mujeres. También se le acusa de romantizar un pasado en el que la mujer tenía menos derechos legales y sociales.
En contraste, quienes defienden este estilo de vida subrayan que el feminismo, en esencia, busca la libertad de elección. Y si una mujer, en pleno siglo XXI, prefiere dedicarse al cuidado de su familia, esa decisión debería ser tan respetada como la de convertirse en empresaria o política. La clave está en que sea una elección consciente, no una imposición.
Tradición en un mundo cambiante
Lo interesante es cómo estas mujeres negocian su lugar en un entorno cada vez más diverso. No son ajenas a la modernidad: usan redes sociales, generan ingresos como creadoras de contenido y, en algunos casos, incluso monetizan su estilo de vida “tradicional”. Paradójicamente, muchas tradwives viven de plataformas digitales que son productos de un mundo laboral y tecnológico que ellas mismas dicen rechazar.
Además, su presencia obliga a matizar la idea de “progreso femenino”: el avance no necesariamente significa que todas deben seguir el mismo camino, sino que existan múltiples opciones.
Ejemplos actuales de tradwives
Nara Smith: Hace videos de cocina desde cero (“from scratch”), comparte recetas caseras, vida familiar, estética muy cuidada, ropa llamativa incluso para tareas domésticas.
Hannah Neeleman (Ballerina Farm): Vive en una granja, tiene muchos hijos, comparte actividades como cocinar, cultivar, ordeñar, crianza de forma tradicional, estética rural, ropa vintage, estilo de vida más lento.
Estee Williams: Promueve roles de género muy tradicionales, enfatiza belleza femenina, estética tipo años 50 o pin-up, vestido arreglado, mantenimiento del hogar como rol principal.
Victoria Yost (@thymeandtenderness): Tiene contenido que muestra vida de “tradwife”: recetas caseras, desayunos con su hijo, cosas como yogur hecho en casa, lo cotidiano del hogar. ED Times | Youth Media Channel
¿Elección o nostalgia?
El debate sobre las tradwives también refleja una tensión cultural más profunda: ¿hasta qué punto la vida acelerada, la presión laboral y la competencia constante hacen que la figura de la esposa tradicional parezca un refugio atractivo? En sociedades donde el estrés y la falta de tiempo marcan la rutina, la idea de volver a lo simple, al cuidado del hogar y a los roles definidos puede interpretarse como una forma de resistencia.
Más que un retroceso, el fenómeno de las tradwives invita a reflexionar sobre lo que significa realmente la libertad femenina. Hoy, las mujeres pueden ser madres, empresarias, políticas, artistas o amas de casa, y lo más importante es que tengan la posibilidad de decidir. La existencia de estas “esposas tradicionales” en pleno siglo XXI es una muestra de que la diversidad de caminos es también parte de la conquista de derechos.
En un mundo que se mueve entre la igualdad y la nostalgia, las tradwives nos recuerdan que no todas las mujeres quieren —ni deben— recorrer el mismo trayecto.
X: @delyramrez