La Generación Z y la Revolución en Nepal

La Generación Z y la Revolución en Nepal

En una nación himalaya marcada por la pobreza y la inestabilidad política como es Nepal, un intento gubernamental de silenciar las redes sociales desató una serie de protestas. El lunes 8 de septiembre de 2025, el gobierno liderado por el primer ministro Khadga Prasad Oli, impuso una prohibición repentina de plataformas como Facebook, X (antes Twitter) y YouTube, argumentando fallos en el registro y la supervisión. Lo que comenzó como una medida administrativa se transformó rápidamente en protestas masivas, conocidas como la “Revolución de la Generación Z”, que culminaron en la renuncia de Oli, la quema del Parlamento y al menos 51 muertes en enfrentamientos con la policía.

Las manifestaciones, impulsadas por jóvenes desempleados y frustrados, estallaron en la capital. Miles de nepalíes, muchos de ellos de la Generación Z –nacidos entre 1997 y 2012–, tomaron las calles de Katmandú exigiendo no sólo el levantamiento de la prohibición, sino también el fin de la corrupción rampante y la desigualdad económica. Según el Banco Mundial, una quinta parte de la población joven entre 15 y 24 años está sin trabajo, mientras que los “nepokids” –hijos de élites políticas– viven en opulencia a través de sus redes sociales.

La violencia escaló rápidamente. El martes, el Parlamento fue asaltado e incendiado, forzando la dimisión de Oli, quien huyó de su residencia oficial. El ejército intervino imponiendo un toque de queda estricto en Katmandú y áreas aledañas como Lalitpur y Bhaktapur, restringiendo el movimiento y permitiendo solo breves salidas para compras. Más de 13.500 reclusos aprovecharon el desorden para fugarse de prisiones, con solo unos 200 recapturados hasta el viernes, según la policía. Tres agentes murieron en los choques, pero la mayoría de las víctimas fueron manifestantes abatidos por balas.

En medio del caos, la ironía fue palpable, la tecnología que el gobierno intentó censurar se convirtió en el epicentro de la resistencia. Decenas de miles de nepalíes migraron a Discord, la plataforma de gamers, para formar un “Parlamento virtual”. Organizado por Hami Nepal y moderado por activistas Gen Z como Shaswot Lamichhane –un recién graduado de secundaria–, el servidor superó los 145.000 miembros en cuatro días. Allí, en chats de voz, video y texto, se debatió el futuro del país, se reprimieron llamados a la violencia y se realizó una “mini elección” para proponer un líder interino. Tras encuestas y discusiones maratónicas, el grupo respaldó a Sushila Karki, la ex presidenta del Tribunal Supremo de 73 años, conocida por su lucha anticorrupción.

El viernes pasado, Karki juró como primera ministra interina –la primera mujer en el cargo–, disolviendo el Parlamento y convocando elecciones para el 5 de marzo de 2026. Afirmó, “Trabajaré con todo lo que tengo”. El sábado, el toque de queda se levantó, permitiendo que mercados y tráfico revivieran en una capital exhausta pero esperanzada.

Estas protestas no solo derrocaron un régimen, sino que redefinieron el activismo juvenil. La Generación Z, a menudo subestimada por analistas como apática o desconectada, demostró su poder organizativo al transformar Discord en un foro democrático, negociando directamente con el ejército.Este episodio subraya la importancia de la libertad de expresión y el acceso a internet, herramientas esenciales para que los jóvenes amplifiquen sus demandas contra la corrupción y la exclusión.

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