Respirar no siempre significa vivir bien: el riesgo que pocos ven.

Respirar no siempre significa vivir bien: el riesgo que pocos ven.

Por Luna Martínez

Nuestros pulmones son órganos silenciosos: trabajan sin que los pensemos y rara vez nos avisan hasta que algo va mal. Pero hoy en día enfrentamos dos grandes enemigos que han deteriorado su función en millones de personas:

-El sedentarismo y las secuelas de enfermedades respiratorias como el COVID-19.-

El sedentarismo es considerado por la Organización Mundial de la Salud como una de las principales causas de enfermedades crónicas. Permanecer largos periodos sentado no solo afecta músculos y articulaciones, también disminuye la movilidad torácica y debilita la musculatura respiratoria, reduciendo poco a poco la capacidad vital pulmonar. Se estima que 1 de cada 4 adultos en el mundo es físicamente inactivo, lo cual se traduce en un mayor riesgo de problemas cardíacos y pulmonares.

Por otro lado, el COVID-19 dejó secuelas respiratorias importantes. Estudios recientes muestran que cerca del 20% de las personas recuperadas mantienen síntomas persistentes como fatiga, falta de aire o tos crónica, incluso meses después de la infección. En algunos casos se observa fibrosis pulmonar, pérdida de capacidad de oxigenación y un impacto directo en la calidad de vida.

Esto significa que, aunque el cuerpo parezca “recuperado”, los pulmones pueden estar funcionando a un nivel mucho menor, y esa limitación se refleja en actividades tan simples como subir escaleras, caminar distancias cortas o realizar ejercicio ligero.

La buena noticia es que no todo está perdido: el pulmón es un órgano que puede recuperar funcionalidad si recibe estímulo adecuado. La fisioterapia respiratoria y el ejercicio funcional son aliados clave para:

  • Mejorar la expansión torácica.
  • Fortalecer la musculatura inspiratoria y espiratoria.
  • Aumentar la oxigenación.
  • Recuperar resistencia y energía en la vida diaria.

No se trata de esperar a enfermar para actuar, sino de entrenar a los pulmones como entrenamos al resto del cuerpo. Incorporar pequeños hábitos puede marcar la diferencia.

Aquí te dejo 5 tips prácticos para fortalecer tu salud pulmonar:

  1. Respira con conciencia: dedica 5 minutos diarios a respiraciones diafragmáticas profundas.
  2. Muévete todos los días: caminar, estirarte o subir escaleras ayudan a activar tu sistema respiratorio.
  3. Hidrátate bien: mantener una buena humedad interna favorece la función pulmonar.
  4. Corrige tu postura: evita encorvarte; una espalda erguida facilita la expansión de los pulmones.
  5. Consulta a un fisioterapeuta: la fisioterapia respiratoria ayuda tanto a prevenir como a recuperar la función pulmonar tras enfermedad o inactividad.

En conclusión, los pulmones pueden permanecer en silencio mientras se deterioran lentamente, pero con información, prevención y acompañamiento profesional podemos devolverles fuerza y resiliencia.

¡Tu respiración es tu vida: no la ignores, cuídala ¡

Luna Martinez

Fisioterapeuta especializada en terapia pulmonar, neurológica, deglución, entrenamiento hipopresivo y funcional.
Personal Trainer enfocada en la prevención de lesiones, el movimiento consciente y la promoción de hábitos saludables.
Fundador y director de Innovation Functional Training.

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