Juventudes: presente y motor de cambio

En un México que se transforma, las y los jóvenes nos alzamos como protagonistas de un cambio que no solo es necesario, sino inevitable. Somos la generación que creció entre crisis, desigualdades y promesas incumplidas, pero también la que ha decidido tomar las riendas de su destino. Hoy, con la Cuarta Transformación como bandera, no solo soñamos con un país más justo, sino que trabajamos para construirlo.
La 4T, como proyecto político y social, ha encendido una chispa en millones de corazones jóvenes. Nos ha mostrado que el cambio no se decreta desde un escritorio, sino que se forja en las calles, en las comunidades, en las aulas y en cada espacio donde alzamos la voz. Somos la generación que entiende que la justicia social, la igualdad y la soberanía no son utopías, sino metas alcanzables si nos organizamos y actuamos con convicción.
Queremos ser el relevo generacional que la Cuarta Transformación necesita. No porque busquemos reemplazar a quienes han luchado antes, sino porque sabemos que el relevo es la fuerza de la continuidad. Somos herederos de un movimiento que nos ha dado herramientas para cuestionar, para innovar y para proponer. Desde la defensa de la educación pública hasta la lucha por el medio ambiente, desde la exigencia de derechos para las mujeres y las diversidades hasta la construcción de comunidades más incluyentes, las juventudes estamos presentes, no como espectadores, sino como constructores.
Pero ser protagonistas no es tarea sencilla. Nos enfrentamos a un mundo que nos exige adaptarnos a ritmos vertiginosos, a un mercado laboral precario y a una sociedad que, a veces, subestima nuestra capacidad de incidir. Sin embargo, cada marcha, cada proyecto comunitario, cada idea que compartimos en redes o en asambleas demuestra que no solo estamos listos, sino que ya estamos transformando.
La Cuarta Transformación nos ha enseñado que el poder verdadero está en el pueblo, y nosotras y nosotros, las juventudes, somos parte esencial de ese pueblo. No queremos ser solo el futuro; somos el presente. Somos las y los que dialogamos con nuestras raíces, que aprendemos de nuestras abuelas y abuelos, que innovamos con la tecnología y que soñamos con un México donde nadie se quede atrás.
El reto ahora es claro: consolidar este movimiento, hacerlo nuestro, llevarlo a cada rincón del país. Que la 4T no sea solo un momento histórico, sino un legado que trascienda generaciones. Las y los jóvenes estamos listos para ser ese relevo, para seguir sembrando las semillas del cambio verdadero. Porque México no solo nos pertenece: lo construimos juntas y juntos, hoy.