¿Por qué me siento ahogado si todo “está bien”? El rol del estrés en la función respiratoria.

¿Por qué me siento ahogado si todo “está bien”?
El rol del estrés en la función respiratoria.

Por Luna Martinez

Muchas veces, pacientes llegan a consulta diciendo: “Siento que no puedo respirar bien, pero mis estudios están normales”. Otros, sin tener ningún diagnóstico médico grave, describen una presión en el pecho, fatiga constante o dificultad para tragar. La respuesta que pocas veces consideramos está en el estrés crónico y cómo afecta directamente nuestras funciones vitales.

Cuando vivimos en un estado constante de alerta —aunque no haya una amenaza real— el cuerpo activa su sistema de defensa: acelera el corazón, tensa los músculos y, sobre todo, altera la forma en que respiramos. Cambiamos la respiración diafragmática por una más superficial, rápida y torácica. Esta forma de respirar, sostenida por días, semanas o incluso años, no oxigena bien al cuerpo y genera sensaciones como ansiedad, cansancio, dolor de cuello y hasta problemas al tragar.

El estrés también afecta nuestra postura corporal: hombros elevados, mandíbula apretada, pecho hundido. Esta rigidez física reduce la movilidad del tórax y del diafragma, volviendo cada respiración menos eficiente. Es un círculo vicioso: cuanto peor respiramos, más estresados nos sentimos… y así seguimos.

La buena noticia es que sí podemos reeducar nuestra respiración. Desde la fisioterapia trabajamos con técnicas específicas para liberar tensiones, mejorar la movilidad torácica y recuperar el ritmo respiratorio natural. Respirar no debería doler, ni costar trabajo.

Escucha a tu cuerpo. A veces, sentirse ahogado sin motivo aparente es la forma en que tu cuerpo grita que necesita un cambio.

Aquí te dejo 5 tips para reconectar con tu respiración:

  1. Haz pausas conscientes durante el día: Detente por un minuto, inhala profundo por la nariz, exhala lento por la boca y lleva tu atención al cuerpo.
  1. Corrige tu postura al trabajar o usar el celular: Evita encorvarte. Una columna erguida permite una respiración más libre y fluida.
  1. Practica respiración diafragmática: Coloca una mano en el abdomen y otra en el pecho. Al inhalar, busca que solo se eleve la mano del abdomen y al exhalar lleva tu abdomen hacia dentro.
  1. Evita apretar la mandíbula: Es un signo de tensión constante. Abre y cierra suavemente la boca varias veces al día para soltar la zona.
  1. Haz movimiento suave y diario: Caminar, estirarte o hacer ejercicios guiados ayuda a liberar tensiones acumuladas y a oxigenar mejor el cuerpo.

No normalices vivir agotado ni respirar a medias. Hoy es un gran día para recuperar tu ritmo, tu cuerpo y tu bienestar.

Empieza con un respiro profundo… y da el primer paso hacia ti.

Luna Martínez Machorro
Fisioterapeuta especializada en terapia pulmonar, neurológica, deglución, entrenamiento hipopresivo y funcional. Personal Trainer enfocada en la prevención de lesiones, el movimiento consciente y la promoción de hábitos saludables.
Fundador y director de Innovation Functional Training.

📞 WhatsApp: +52 332 650 1739
📲 Instagram: @luna_martinez_fisio
📲 Facebook: @luna.fisioterapeuta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *